viernes, 14 de agosto de 2009

... Para Max...

Todos en la vida dejan una o varias huellas, todas son importantes, todas son memorables, por lo menos para mí, sin embargo no hallo forma de entregar este regalo que no ha sido forzado más que por la voluntad de la musa que me exige que lo deje escapar:..................... Hace muchas lunas con todo y estrellas, en un eclipse de tempisque, bajo un sereno de carbuncos, vieron salir de la coyolera a un ser polidimensional, tenía ropajes de sabio y sombrero de cordura, pero viéndose reconocido alzó en vuelo a ras de tierra dejando estela de calma fresca que a la gente le gustó y se alejó por la sabana, vistió sandalias, una guitarra y con un poco de locura recorrió por mucho tiempo los amores de la pampa; observó como los duendes: las parejas, los parajes, las miradas, escapadas, una que otra buena treta, las salidas memorables y guardó para sí mismo de entre todo lo mejor: los recuerdos de las cosas del amor y del humor, el misterio de los bosques, sentimientos de alegría y con los bolsillos llenos de historias inmortales, tradiciones importantes y otro tanto de folclor dicen muchos que le vieron regresar aquella noche calladito a la coyolera de donde una vez salió. También dicen que seguro sólo fue a vaciar las bolsas y que en una luna nueva bien oscura regresó, que le gustó tanto el sabor de aquella sabrosa tierra que siguió con su tarea de alcahuete y trovador, y que a veces dependiendo de cómo salga el sol, saca al ruedo su guitarra y algún cuento de la manga de su viejo pantalón y se ven cosas extrañas merodeando en su cabeza: algún cuerno misterioso que le cambia de color o un coyote solitario que espantó a la soledad con una dieta bien rara de luciérnaga sin sal.

No hay comentarios:

Publicar un comentario