martes, 28 de julio de 2009

EXCUSA PARA DOS

Ritmo no es invento de hombres, tampoco de mujeres, no es propiedad gratuita de la etnia más enérgica, no es marca registrada de poetas ni define qué es reloj o qué no lo es: el ritmo desde fuera o dentro simplemente existe y dota de sentido a la vida misma… ritmo el de nuestro corazón paralelo a la respiración, ritmo las mareas que palpitan por la luna que dirige su coro eterno porque ritmo tiene también, como el sol hace su danza paso a paso cada día, como Venus, las estrellas con su siempre titilar; ritmo el mágico destello del carbunco, el cocuyo, la luciérnaga y algunos seres del mar; ritmo mismo de las ramas que la brisa suele rozar ondeando las hojas, haciéndolas hablar… ritmo con la suerte de una sola pluma al viento, el volar de alguna lapa, la libélula, el laborioso colibrí… ritmo que imitamos al hacer una canción, al compás que poco a poco modifica el respirar y que afina los sentidos para ser en sincronía: un latido, un respiro, un movimiento repetido para todos por igual… entonces surge el hechizo que el ritmo suele trazar y hace que tu cuerpo se comporte igual al mío, que se tuerzan suavemente, se desplacen complacientes a la orden del sonido y la danza iniciará, como efecto ineludible de adiestrar al destino para unir nuestro camino por la gracia de un tambor; luego todo y hasta el agua se une fiel al cortejo de una mano en la cintura, de los pies huyendo un poco y volviéndose a buscar, de caderas que desfilan en lenta sinuosidad y es la excusa más perfecta a la hora de mostrar mi intención de verte cerca, dialogar con la mirada, de probar que sí eres cierta, que tu pecho atrapa el aire y no me dejará escapar, que estás cómoda en mis brazos, que tu aroma se devela, que tu labios desde cerca producen siempre sonrisas sinceras, que mis manos se funden en tu organismo liviano y suave, que el mundo se resume lentamente en tus ojos y poco a poco se aprende a volar… me preguntaba si… ¿Bailamos?

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