miércoles, 1 de julio de 2009

Algunas cosas que detienen el tiempo...

El vuelo estacionario de un colibrí a dos palmos de labios entreabiertos y el cuerpo congelado a voluntad para alargar el instante… todos los trazos de colores tibios de aquel sol que se sonroja en el umbral del cielo antes de dormir o despertar… el terciopelo tornasol de rocío que viste hojas, flores y todo lo dormido cada vez que el día abre sus ojos… la brisa prudente que se anuncia suavemente en el descanso merecido de un trabajo caluroso… la huella blanda de un melocotón que huele a miel a lo largo de la piel cuando roza la mejilla… el agua que baja a la temperatura del cuerpo y baña sin prisa por fuera y por dentro… el infinito verde arco iris de algodón que parece el bosque que se ve de lejos… la aparición intermitente hipnotizante de una mariposa traviesa atrapada eternamente en el azul eléctrico de sus alas… el hechizante brillo de la luciérnaga en una noche de cualquier luna… la propia luna si está desnuda, inspiradora y cercana… dormir plácidamente cuando se tiene sueño, satisfacer el antojo, rascarse cuando pica, un masaje en los pies o agua caliente para ellos si están cansados, la cabeza que tiene dedos surcando caminos entre el cabello o la espalda que tiene otros dibujando pausadamente sobre ella, qué decir si cabeza y espalda son de un mismo dueño… escuchar que me llamas tiernamente… verte dormir… tenerte cerca… soñar…

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