domingo, 31 de mayo de 2009

Debilidad

En este transitar de a diario he encontrado puntos por doquier: puntos de vista, puntos de referencia, puntos en una ceremonia, puntos que se acumulan para canjearlos por cosas que te hagan sonreír un poco más, puntos suspensivos en una conversación incómoda, los puntos sobre las “í” para acomodar en el contexto a algún subversivo, perseguidos puntos “G” y otros muchos puntos más… también están los puntos débiles… alguien podría decir sobre su punto débil en alguna parte del cuerpo: el cuello o mejor la espalda, quizá la oreja, la cabeza o el pie, para otros como superman es verde y se halla exactamente en donde menos lo espera… debo confesar que mi punto débil está por todo el cuerpo y al mismo tiempo libre fuera de mí, más bien confieso que tiene piernas y camina con sinuosidad exuberante, tiene ojos sabor miel, sonrisa de 48 kilates, piel de melocotón, va al trabajo, llora, canta, ríe y sueña; mi punto débil me apaga el mundo al escuchar su voz, me tiemblan las piernas si la recuerdo, de saber que existe me deja inmóvil el pensamiento y me desorienta la razón, me siembra estrellas fugaces en el estómago, germina esperanza, recuerda paz; en su presencia es peligroso cruzar la calle, subir las gradas o conducir; en su regazo puedo vivir serenatas de hadas, murmullos de cascada y hasta volar, en su vientre pernoctar, en su pecho respirar, me alimenta con besos, me viste con su cuerpo y me da una razón para escribir… me encanta debilitado estar, sucumbir al aroma de su perfume natural, permanecer en la quietud de su abrazo y por el roce de su pulgar en mis labios entregar todo lo que me pueda quedar.

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