… contacto… con tacto

Tal vez me deje llevar por la fascinación al escribir en esta ocasión, pero es que suelo ser demasiado táctil y el tacto no se lleva sólo en las manos, afortunadamente nos recorre todo el cuerpo y está prendado de la emoción… es una estampida de luciérnagas chispeantes la que vuela por el cuerpo con un simple roce siempre y cuando venga inesperado, desprevenido, a veces de una personita que apenas camina cuando sus deditos alcanzan tu espalda a través de los orificios de tu asiento, en otras de cualquiera pero cercano a tu corazón, que simplemente retira delicadamente una pelusa de tu hombro, ni qué decir de la aproximación por error de cualquier parte del cuerpo de precisamente ese otro ser que deseas con todas las ganas y jamás habías alcanzado antes… definitivamente la intención atraviesa furtiva cualquier objeto que insospechadamente entre en el juego de hacer contacto con tacto: he vivido el impulso que ha pasado inadvertido por un lápiz, un lazo o una hoja de papel y la ropa no es excusa para la sensación estimulante en ese pequeño punto de presión… imposible negar la sensación que se apodera del entendimiento al reconocer con los dedos la suavidad, más si se encuentra en la piel, más si no es la propia piel, más aún y potencialmente alucinante si es la piel con la que sueñas, porque entonces ya los ojos no utilizas y todos los sentidos y sinsentidos son presa de un encantamiento que al unísono de la respiración evocan la inspiración y reconoces invidente cada curva y depresión, cada cambio de dirección, si hace frío, tal vez calor y el olfato, gusto y palpitar, acompañan la experiencia de dibujar en la imaginación todo aquella maravilla que se halla literalmente, al alcance de la mano…